
Si hay un monumento en Salamanca que se haya convertido en el verdadero emblema de la ciudad, esta es sin duda la Plaza Mayor. Una auténtica joya del estilo barroco que a lo largo de los siglos ha sido testigo de los acontecimientos más importantes de la villa tormesina y que es se ha convertido en el centro neurálgico de la misma, punto de reunión de todos los salmantinos. Por todos estos motivos, pasear por ella ya supone todo un placer.
El lugar donde se ubica fue en el pasado una campa en la que se comerciaban todo tipo de productos y en la que se realizaban todas las funciones propias de una plaza. Lo más curioso es que la plaza que había anteriormente, la de San Martín, era cuatro veces más grande pues no solamente abarcaba el espacio de la plaza actual, sino que además comprendía la plaza del mercado, la del Corrillo y la del Poeta Iglesias. Siendo considerada como la Plaza más grande de la Cristiandad.