Salvatierra de Tormes: una villa medieval con mucho encanto

Situada a sólo 45 km de Hotel Regio (Salamanca), Salvatierra de Tormes es una de las localidades con más encanto de toda la provincia. Y es que, al ser poco conocida por el turismo, ha conseguido conservar prácticamente intacta su forma de vida y sus tradiciones. Lo que sumado a su rico patrimonio monumental a su singular arquitectura popular la convierten en un lugar que no deberían perderse aquellos que buscan lugares diferentes y auténticos, alejados de la explotación turística y de las aglomeraciones de gente.

Una villa de esencia medieval en la que todavía se respira el ambiente de antaño que se ha perdido en tantos lugares de nuestro país. Con numerosos restos de época visigoda, medieval y judía, entre los que destacan el imponente castillo, que nos habla del esplendor vivido por la localidad en el pasado. No en vano, Salvatierra de Tormes tenía jurisdicción sobre más de 20 pueblos ce la zona, cuando fue Cabeza del Concejo y Señorío. Por este motivo, también cuenta con un buen número de casas señoriales blasonadas.

Salvatierra de Tormes

Para conocer los orígenes de la ciudad, debemos remontarnos a la Edad Media, concretamente a comienzos del siglo XIII, cuando se llevó a cabo el proceso de repoblación en la zona por orden del Rey Alfonso IX. Es justamente en este momento cuando se crea el Concejo de Salvatierra y obtiene la categoría de villa, adquiriendo un importante papel en la región gracias a su privilegiada ubicación geográfica.

No obstante, a pesar de estos años de esplendor, la localidad experimentaría una importante despoblación entre las décadas de los cincuenta y sesenta, cuando muchos de sus habitantes se marcharon del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades laborales. Lo cual también estuvo relacionado con la construcción del embalse de Santa Teresa, que hizo que se perdieran muchos campos de cultivo. Pero también el puente y algunas carreteras descansan hoy bajo las aguas del pantano, como ocurrió en otros muchos pueblos de la geografía española en este periodo.

¿Qué ver en Salvatierra de Tormes?

Caminar por las calles de Salvatierra de Tormes ya es un placer. Y es que su casco antiguo perfectamente bien conservado constituye un monumento en sí mismo. Lleno de encantadoras calles empedradas y casitas de arquitectura popular realizadas en azuladas piedras de pizarra, lo que confiere a todo el conjunto mucho encanto. Invitando al viajero a pasear y a perderse entre sus mágicos rincones. Deteniéndose en los pequeños detalles para los que no tenemos tiempo dentro de nuestra agutada vida diaria y respirando la atmósfera de paz que tanto se echa de menos en las grandes urbes.

Pero además, la villa conserva rico patrimonio histórico-artístico que ha sido sometido a una intensa labor de rehabilitación en los últimos años para garantizar su buen estado.

La Plaza Mayor

La Plaza Mayor es el corazón de la localidad y a lo largo de los siglos ha sido testigo de todos los acontecimientos acaecidos en ella. En ella se han organizado actros tradicionales, culturales, religiosos y taurinos. De estos últimos, todavía se conservan la talanquera y los toriles en los laterales de la plaza. Si caminamos en dirección a la iglesia, nos encontraremos con el antiguo caño de dos caras de la fundición de Moneo y con el edificio de La Alhóndiga, donde se expedía el grano y se recibían los tributos Además, un poco más adelante se localiza la casa en la que nació Filiberto Villalobos, médido y político que fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes durante la II República.

El Castillo de la Mora Encantada

Esta majestuosa fortaleza fue construida en el siglo XIII, pero ha experimentado algunos reformas en siglos posteriores. Fue usado como palacio y como residencia condal. Todo un emblema de la localidad, situado a los pies del embalse y definiendo el hermoso perfil de la villa.

Muralla y casas señoriales

Salvatierra de Tormes se encontraba rodeada por una muralla de lajas de pizarra de la que todavía se conservan algunas partes que todavía pueden verse sobre las aguas del embalse. La muralla contaba con cuatro puertas que daban acceso a la ciudad: la Puerta del Caño, la Puerta de Santa María, la Puerta del Postigo y la Puerta del Río Tormes. Esta última es la única que se conserva hoy, ofreciendo unas vistas increíbles del pantano y del bellísimo paisaje que lo rodea.

Pero también se conservan numerosas casas blasonadas que en el pasado pertenecieron a importantes familias de la nobleza. Con escudos en las fachadas que repsentan a cada uno de los linajes. Entre las más destacadas, se encuentran la Casa del Corregidor, la Puerta de Celestino Ingelmo, la Puerta de Tía Ángela o la de Máximo Pedráz.

La iglesia de Nuestra Señora de Monviedro

Esta bellísima construcción cuenta con una imponente torre morisca de pizarra y ladrillo. En su interior se encuentra el Retablo del Altar Mayor, de estilo churrigueresco, con una preciosa imagen de la Virgen en el centro, rodeada por los apóstoles San Pablo y San Pedro. Además de un magnífico órgano barroco.

 

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