Salamanca es una de esas ciudades que cuando uno visita piensa que le habría gustado vivir en ella aunque solamente sea por un tiempo. Y es que, incluso visitándola en verano cuando está prácticamente desierta, es fácil sentir el deseo de volver atrás en el tiempo y convertirse en universitario. Obviamente en verano hace mucho calor y siempre es más recomendable hacerlo en mayo o en septiembre. Y es que Salamanca es una ciudad de extremos, con inviernos muy crudos y veranos muy calurosos. Afortunadamente siempre podemos encontrar sitios en los que descansar y resguardarnos del calor disfrutando del aire acondicionado o durante una sesión de spa.
Obviamente para ninguna capital son suficientes dos días, pero lamentablemente no siempre contamos con una semana entera para poder disfrutar de todo lo que una ciudad como Salamanca puede ofrecernos. Por este motivo, son muchos los que aprovechan algún fin de semana para visitar la ciudad. Pero también los que deciden hospedarse varios días en Hotel Regio y dedicar solamente dos días a la capital porque quieren conocer también los encantadores pueblos de los alrededores. Por eso a continuación te traemos una guía que puede venirte muy bien para realizar tu ruta turística por Salamanca en dos días.
Viernes por la tarde
Si no llegas muy tarde a Salamanca y te quedan fuerzas después del viaje, puedes dar un primer paseo por el centro de la ciudad y por los alrededores de la Plaza Mayor. Esta es una de las zonas más frecuentadas por los salmantinos en cualquier época del año por lo que siempre encontrarás algún lugar animado para cenar o tomar un copa antes de volver al hotel.
Sábado
El sábado por la mañana puedes visitar de nuevo la Plaza Mayor y ya con más tranquilidad hacerte algunas fotos y echar un vistazo a los medallones de personajes importantes que han estado relacionados con la historia de la ciudad y que adornan el reciento. Después puedes continuar hacia la Plaza del Corrillo, donde se encuentra situada la Iglesia de San Martín. Si continúas paseando, desembocarás en la Rúa, una de las calles más populares de la localidad y desde donde podrás empezar a avistar la Catedral a lo lejos. Aquí puedes hacer una parada si quieres comprar algunos souvenirs o algo de embutido, un producto de gran calidad por el que Salamanca es famosa.
Si sigues caminando por la calle te encontrarás con la Casa de las Conchas y después llegarás a la Plaza de Anaya donde se encuentra la Catedral Nueva y el Palacio de Anaya, que actualmente alberga la Facultad de Filología. Al lado de la Catedral Nueva, se encuentra la Catedral Vieja y justamente en la parte de atrás un conjunto monumental llamado Patio Chico que merece la pena visitar. Si eres un amante de las leyendas y el misterio, debes saber que en la zona se encuentra la Cueva de Salamanca que puede visitarse rápidamente y cuyo acceso es gratuito.
A pocos minutos de allí se encuentra el Huerto de Calixto y Melibea, desde donde pueden contemplarse una de las vistas más impresionantes de la ciudad y echar unas preciosas fotos.
Volviendo atrás sobre nuestros pasos, nos encontraremos con la Casa Lis, el Museo de Art Nouveau y Art Decó de Salamanca, que alberga una de las colecciones de muñecas más importantes de Europa, además de otros muchos objetos interesantes.
Al llegar a este punto es muy probable que sea la hora de comer. Alrededor de la Plaza Mayor hay muchos bares y restaurantes donde podrás degustar los platos típicos de Salamanca y reponer fuerzas.
Por la tarde puedes visitar el Patio de Escuelas, donde se encuentra la fachada de la Universidad y buscar la famosa rana. Aprovechando que estás allí, puedes ir a ver el Cielo de Salamanca, una auténtica obra de arte creada por el pintor salmantino Fernando Gallego en el siglo XV.
Bajando de nuevo hacia la Rúa y siguiendo por la Calle Compañía, te encontrarás con el Palacio de Monterrey, perteneciente a la Casa de Alba, y justo al lado con la Iglesia de la Purísima y con el Convento de las Agustinas. Caminando unos metros más, también podrás contemplar la fachada de la Casa de las Muertes, un lugar lleno de leyendas y misterios por los hechos acaecidos en ella.
Para cenar puedes ir a Van Dyck a tomar unas tapas o platos de carne a la brasa, pero deberás caminar un buen rato. Si prefieres puedes quedarte por el centro y después tomar una copa en alguno de los pubs de los alrededores de la Plaza Mayor, Gran Vía o en Varillas.
Domingo
El domingo por la mañana puedes tomar como punto de partida la Catedral Vieja. Si lo deseas puedes subir a la parte más alta de las catedrales. Puede que haya cola, por lo que es recomendable ir temprano, pero ten por seguro que las vistas merecen la pena, ya que puede divisarse toda la ciudad. Al salir, puedes bajar por la calle Tentenecio, a la que se llega caminando en línea recta desde la puerta.
Al llegar a la orilla del Tormes, podrás recorrer el Puente Romano para apreciar la belleza del río. Sobre la muralla podremos vislumbrar la fachada sur de la Casa Lis y sus preciosa vidrieras. Si cruzas el río, podrás sacar algunas preciosas fotos de la imagen más conocida de la ciudad: el Puente Romano con las catedrales al fondo.
Subiendo por la calle San Pablo, llegarás a los Dominicos. Puedes volver a la Plaza Mayor siguiendo la misma calle, donde verás el Palacio de Salinas y la Torre de los Anaya.
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