Museo de Historia de la Automoción de Salamanca

Aunque actualmente ya no es el único, el Museo de Historia de la Automoción, situado a sólo 10 minutos en coche de Hotel Regio (Salamanca), sí fue el primero de nuestro país. Fue inaugurado a finales de septiembre de 2002 y cuenta con más de 200 automóviles históricos, algunos de ellos únicos, además de miles de accesorios relacionados con el mundo de la automoción. Generalmente sólo se exponen 90 piezas al mismo tiempo, que van rotando entre las 240 que posee la colección. De manera que el visitante puede encontrar piezas diferentes en cada visita. Además, son frecuentes las exposiciones temporales de contenidos procedentes de otras colecciones y cuenta con una biblioteca, una hemeroteca, una videoteca y un archivo. En definitiva un auténtico paraíso para todos los amantes del mundo de los coches.

Pero no solamente gustará a los adultos, sino que también puede resultar una actividad muy interesante para realizar en familia. Gracias a este museo, los más pequeños podrán adentrarse en la historia y descubrir cómo fueron los comienzos del mundo del automóvil, a través de piezas que solamente han podido ver en algunas películas.

Si quieres visitarlo, debes saber que el horario es de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas, a excepción de los lunes, que permanece cerrado. Además, el primer martes de cada mes por la tarde la entrada es gratuita. Aunque la entrada cuando hay que pagarla resulta bastante asequible: 4 euros.

Museo de la Historia de la Automoción

El edificio del Museo de Historia de la Automoción

El museo se encuentra situado  en el edificio que constituyó la primera planta de producción de electricidad de Salamanca, justo enfrente de la Casa Lis. Un emplazamiento que ya habían elegido los celtas cuando se asentaron en la ciudad. Fue este lugar elegido por el Ayuntamiento para hacer realidad el sueño que la familia Gómez Planche llevaba acariciando desde hacía años.

Un espacio de 5.000 metros cuadrados que cuenta con tres grandes salas modulares que constituyen la zona principal de las exposiciones, y que alberga más de 80 vehículos entre coches y motos que son propiedad de la familia Gómez. Así como una sala restaurada con una biblioteca informatizada, una hemeroteca, una tienda de recuerdos y una videoteca. El archivo posee alrededor de 10.000 volúmenes de libros, catálogos y material gráfico donado por Demetrio Gómez Planche, presidente de la Fundación y Coleccionista. En su conjunto, el edificio cuenta con tres plantas de nueva construcción y un área de acceso que fue restaurada.

En el exterior del edificio encontramos dos elementos decorativos que le confieren un toque más emotivo y personal al conjunto: la recreaciín de una gasolinera que perteneció a la familia y la carrocería de un camión que había caído al río Tormes en el año 1924 y que fue conservado para colocarlo en una base que simula un gato, como una escultura.

Algunas de las piezas más interesantes del Museo de la Historia de la Automoción

Uno de los vehículos que más llaman la atención es el Aelopiro, muy similar al troncomovil de los Picapiedra, que rememora la manera en al que en el pasado debían transportarse los humanos.  Fue construido en el siglo II a. C, por Herón el Viejo.

También destaca el Biscuter de la década de los 50, fabricado por el ingeniero francés Gabriel Voisin y adaptado a España por el catalán damián Casanova. Un modelo anterior al famosos 600 y que llegó a vender nada menos que 10.000 unidades, lo que no resulta nada despreciable para la época. Tuvo un corto pero intenso recorrido, ya que estéticamente no era nada del otro mundo. De hecho, a partir de entonces se popularizó el dicho machista de «Es más fea que un Biscuter».

Otro de los coches más emblemáticos que han marcado la historia de la automoción de nuestro país y que podemos encontrar en la exposición es el Ford T. El vehículo con el que Henry Ford revolucionaría el sector automovilístico. En la colección podemos encontrar varias versiones, siendo el más antiguo el Run About de 1920, que solamente se comercializaba en color negro porque era el color que poseía mejor secado de esmalte. Su creador decía que se vendía «en cualquier color, siempre que sea negro».

El museo también cuenta con una réplica del primer coche que fabricó Karl Benz en 1886. El primer vehículo propulsado por un motor de explosión de toda la historia. Anterior a la constitución de la conocida marca Mercedes Benz. Para que la marca se convirtiera en una realidad, Karl Benz tuvo que pasar por el aro de ponerle el nombre de la hija del rico comerciante Jellinek que invirtió en la empresa con el objetivo de vender los automóviles en Estados unidos, Austria, Francia y Hungría.

Además, también podemos encontrar un Rolls Royce Silver Ghost de 1922, un Cadillaca Fleetwood 75, que fue propiedad del dictador Francisco Franco, un BMW 325i del 82 cedido por Keti Gutiérrez Enriquez, o la joya de la colección, un Hispano Suiza de 1930 que se encuentra en su estado original, ya que nunca ha requerido de ningún proceso de restauración.

 

Deja una respuesta