Generalmente, cuando el visitante llega a Salamanca, lo primero que que hace es ubicar en un mapa los lugares más típicos de la ciudad como la Plaza Mayor, las catedrales o la Universidad. Pero lo que muchos no saben es que Salamanca cuenta además con otros muchos atractivos que a pesar de no ser tan conocidos, son dignos de ser visitados tanto por su belleza como por la historia y los misterios que en ellos aguardan al turista. Es el caso de la ruta de Miguel de Unamuno a través de la que es posible ir adentrándose en al vida de este personaje tan ilustre que paso gran parte de su vida en Salamanca. Y es que la capital del Tormes, estará ya para siempre ligada a la figura del catedrático.
Si estás interesado en conocer un poco más sobre Miguel de Unamuno, el itinerario empieza en la Plaza Mayor. Te preguntarás por qué. Porque debajo de sus soportales paseó cuando llovía, sentado en sus bancos reflexionó bajo el sol y se reunió con amigos para debatir sobre los acontecimientos de la época en que le tocó vivir. Ya de ella respondió cuando le preguntaron si era un cuadrado perfecto: «Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico».
Con sólo echar la mirada hacia el balcón del ayuntamiento podemos llegar a imaginarnos uno de los que tal vez fueron los momentos más emotivos del pensador, cuando el día 14 de abril de 1931, anunció el comienzo de la República a los salmantinos, y donde dejó ver su gran sintonía con la ciudad. Tras entrar en la ciudad recibiría diversos homenajes por allá donde pasaba, pues se había convertido en una auténtico «símbolo» de la caída de la dictadura.
Sin marcharnos aún de la Plaza Mayor, tomaremos un café en el Novelty. Parada casi obligada, ya que aquí Miguel de Unamuno disfrutaba de la vida social y cultural de la ciudad. Y es que rara vez se perdía las tertulias que tenían lugar en esta histórica cafetería fundada en 1905 y que hoy es la más antigua de Salamanca.
Proseguimos la ruta del ilustre rector por la calle de la Rúa y aunque ya vamos viendo a la catedral asomándose sobre los edificios, nos desvíamos por la calle Libreros, dejandoatrás la Casa de las Conchas y la Clerecía. De esta forma llegaremos a la Casa de Miguel de Unamuno hasta la puerta de la Universidad de Salamanca. Aquí puedes hacer una parada para buscar la famosa rana, pero lo realmente interesante es entrar al aula que lleva el nombre de Unamuno y cuyo ambiente se ha conservado igual que cuando enseñaba en ella a principios del siglo XX.
Continuaremos después hasta el Paraninfo, porque allí vivió uno de los momentos más destacados de su vida al intentar interceder por uno de sus amigos que había sido detenido por los sublevados y cuya vida corría peligro. Donde hizo famosa la frase «venceréis pero no convenceréis», único documento que todavía hoy se conserva de su puño y letra de este acontecimiento y que se encuentra guardado en la Casa Museo de Unamuno en Salamanca.
La siguiente parada en nuestro itinerario se encuentra junto al edificio de la Universidad, la Casa Museo de Unamuno. Un enclave fundamental para profundizar en la vida del exrector y que ayuda al visitante a comprender las diversas facetas del ilustre bilbaíno, sobre todo la más humana, que no siempre podemos encontrar en sus escritos. Su rutina diaria, el amor que sentía hacia su esposa y sus hijos, las actividades en las que invertía su tiempo y sus aficiones están reflejadas en cada estancia de la que fue la casa rectoral de Salamanca. Un antiguo edificio del siglo XVIII, donde el escritor vivió durante 14 años.
La mesa donde trabajaba y donde pasó tantas horas escribiendo todavía conserva las plumas que él mismo fabricaba con cañas o las pajaritas de papel con las que jugaba con sus nueve hijos. Pero también podemos ver algunos de sus objetos personales como su «chapela vasca», sus bastones y fotografías, mezcladas con cartas, manuscritos y libros firmados por sus amigos. Además, de esta faceta más sentimental, en la Casa Museo de Unamuno también podemos ver su inmensa biblioteca de más de 6.000 libros y más de 25.000 cartas, manuscritos y borradores.
Un lugar que nos ayuda a acercarnos a la faceta más humana del rector con sus relaciones, conflictos e incluso aficiones, más allá de la figura del gran intelectual que fue. Y es que para conocer realmente a Unamuno no basta con leer y entender sus escritos, sino que es fundamental conocer el conjunto de su archivo personal, donde podemos acercarnos a su forma de pensar, las actividades que realizaba, las personas con las que se relacionaba, su familia, sus ingresos…
Además, debes saber que el hace unos años el Ayuntamiento de Salamanca puso en marcha un programa bautizado como «Las llaves de la ciudad» que hasta no hace mucho tenían vetado el acceso para los turistas. Estamos hablando por ejemplo de algunas estancias del Convento de San Esteban, uno de los lugares favoritos del pensador bilbaíno. Y es que Unamuno era un gran amigo de los frailes. De hecho, si estás interesado en este convento, debes saber que uno de los frailes dominicos realiza una visita guiada por el lugar donde cuenta anécdotas sobre este ilustre personaje.
Concluímos la ruta de Miguel de Unamuno bajo la estatua que se levantó en su honor y que se encuentra junto a la casa de la calle Bordadores, donde murió el 31 de diciembre de 1936. Inmortalizado con un semblante reflexivo y con las manos a la espalda, tal como solía vérsele pasear por esta misma calle.
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