La Sierra de las Quilamas es un paraje natural protegido que se localiza en al zona meridional de la provincia de Salamanca, ocupando una superficie de nada menos que 11.100 hectáreas. Un impresionante paisaje dominado por encinas, robles y vegetación arbustiva de tipo mediterráneo. Donde encuentran su hábitat numerosas especies de animales, especialmente aves como el halcón peregrino, la cigüeña negra, el buitre negro, el águila culebrera, el buitre leonado y el alimoche. Pero además de contar con un gran valor botánico y faunístico, la Sierra de las Quilamas destaca por la espectacular belleza de sus paisajes. Torrentes, barrancos, cascadas y valles que forman parte de este insólito espacio natural. Lo que convierte a esta zona en un enclave de gran importancia para su cosnervación.
Uno de los lugares más bellos e interesantes de la Sierra de las Quilamas es la singular cascada de Jigareo, originada por el impetuoso cauce del arroyo que desciende por uno de los barrancos de la ladera meridional del valle del río Quilamas. Si vas a pasar unos días en la zona y eres un gran amante de la naturaleza y de las actividades de turismo activo, en Hotel Regio (Salamanca) te recomendamos que no te pierdas esta ruta por nada del mundo.
Ascenso por el bosque de la Honfría hasta el Hueco
Se trata de uno se los recorridos naturales más hermosos de la provincia que todo aficionado al senderismo debería realizar al menos una vez en la vida. Un itinerario que discurre entre castaños, melojos, avellanos, cerezos silvestres y abundantes fuentes. Se extiende a lo largo de 4 km, desde la fuente de la Marina hasta la fuente de la Honfría. Cuando lleguemos a la fuente de la Honfría deberemos dirigirnos hasta el Hueco, caminando entre preciosos cerezos, orquídeas, peonías y botones de oro.
Al llegar al sendero, tendremos que girar a la izquierda y a unos 100 metros nos encontrtaremos con una bifurcación, donde continuaremos por el sendero de la derecha que conduce hasta el Hueco. El de la izquierda nos llevaría hasta las Peñas del Agua. En 500 metros nos encontraremos con el paso que actúa como frontera natural entre los municipios de San Miguel de Valero y Linares. Después nos dirigiremos a Castilldecabras para entrar en terreno de Valero.
Ya en pleno Hueco, andaremos unos 400 metros en los que podremos disfrutar de unas vistas espectaculares. Estaremos en el punto más alto de la ruta, a 1165 metros. A partir de este momento, solamente tendremos que ir bajando, por lo que el mayor esfuerzo está hecho.
Descenso por el Hueco
Cuando hayamos descendido unos 110 metros, nos adentraremos en una estrecha vereda y, tras caminar unos metros, giraremos a la derecha, por una lugar en el que el camino parece inexistente, abriéndonos camino entre los helechos. No tardaremos muchos en llegar a una umbría arbolada de castaños. Al salir de esta foresta, podremos deleitarnos con las increíbles vistas del pico del mojón del Marrano o de las Tres Rayas, el pico de Cortina, el pico de la cueva Quilama y el pico del Castillo de Valero.
Seguiremos descendiendo para encontrarnos con un impresionante cerezal y con un pequeño bosque de castaños que irán amenizando el recorrido.
Manantial de la poza grande
Pronto llegaremos al manantial que da origen al rroyo que baja por la ladera montañosa antes de desembocar en el río Quilamas. Una auténtica joya escondida de este paraje natural. Para ello, solamente tenemos que recorrer unos 30 metros desde el castañar por el que ibamos caminando. A partir de este momento caminaremos por un corto tramo, entre dispersos castaños y encinas hasta llegar a un campo de cerezos.. El sendero rodea un corpulento guindo para comenzar a bajar enseguida por una corta y prinunciada pendiente llevándonos hasta un pequeño encinar.
El pedregal del Gorgorizo
La tierra pasa a convertire en un piso pétreo. Una auténtica pedrra de pedruscos amontonados que nos van indicando el camino a seguir. Casi 200 metros de terreno pedregoso que ascienden por la ladera para llegar hasta otro encinar, donde podemos encontrar numerosos buitres leonados.
Encina de las Trozas
Tras dejar atrás la cantera, habremos recorrido casi un kilómetro y medio. Bajaremos entonces por un túnel de retamas hasta encontrarnos con una gran encian que nos avisa de que solamente nos quedan 700 metros para llegar a la cascada de Jigareo. Iremos bajando por una pendiente muy pronunciada mientras vamos escuchando cada vez con más fuerza el murmullo del agua al caer y nos encontraremos con el emblema de la ruta: la encina de las Trozas.
La cascada de Jigareo
Serpenteando por una trocha de 200 metros, entre jaras y rocas, llegaremos a una plataforma rocosa desde la que veremos el pasillo que da acceso a la cascada de Jigareo, a una altitud de 905 metros. Para verla, deberemos superar una especie de pedestal rocoso que nos lleva hasta la entrada. La cascada tiene unas dimensiones medias, pero sí cae con gran estrépito. Dando lugar a un arcano y misterioso lugar, al alcance de muy pocos. ¡Un auténtico tesoro!
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