Salamanca es una ciudad con un impresionante patrimonio monumental, por lo que muchas veces resulta difícil para el viajero visitar cada uno de los edificios y monumentos que se encuentran en ella. Limitándose casi siempre a la ruta turística tradicional por los lugares más emblemáticos. De esta forma, hay multitud de lugares y edificios que muchas veces pasan desapercibidos para el visitante, pero que merece la pena detenerse a contemplar. Tanto por su valor histórico como por los acontecimientos que se esconden tras ellos.
Uno de estos lugares es la Casa de Doña María la Brava. Un palacete del siglo XV que se encuentra situado en la Plaza de los Bandos, conocida de esta manera por los bandos de nobles enemigos que se enfrentaros durante décadas por el dominio de la ciudad. El Bando de San Benito y el de Santo Tomé, al que pertenecía Doña María. Personaje que terminaría protagonizando uno de los acontecimientos más impactantes de la historia de Salamanca y que hoy te contamos desde el blog de Hotel Regio.
La Guerra de los Bandos de Salamanca
La Guerra de los Bandos se encuentra documentada a comienzos del siglo XIV, aunque no es hasta el siglo XV cuando realmente adquiere su mayor apogeo. Los constantes enfrentamientos de las familias de San Benito y Santo Tomé llegaron hasta el punto de que la ciudad quedó dividida físicamente por la Plaza del Corrillo, límite que nadie se aventuraba a cruzar, por lo que terminó convirtiéndose en tierra de nadie.
Un conflicto que solamente terminaría con la reconciliación que propició San Juan de Sahagún, que en septiembre de 1476 reunió a los bandos y consiguió que firmaran el Acta de la Concordia. Beatificado por el papa Clemente VIII en 1868, sería nombrado patrón de Salamanca.
La trágica historia de Doña María «La Brava»
Doña María Rodríguez de Monroy, que ha pasado a la historia como «La Brava», era natural de Plasencia y tras casarse con Enrique Enriquez de Sevilla, se trasladaría a Salamanca, a una casa que todavía se conserva y que lleva su nombre. No obstante, no tardaría mucho en quedar viuda y con dos hijos a su cargo: Luis y Pedro.
En uno de los habituales enfrentamientos entre ambos bandos, en esta ocasión por una disputa derivada en un juego de pelota, los hijos de Doña María serían asesinados por los hermanos Manzano, del bando de San Benito. Después de esto y, para evitar represalias, los hermanos huyeron a Portugal y Doña María, que en aquellos momentos no se encontraba en la ciudad, regresó a Salamanca para dar sepultura a sus hijos.
Al no haber varones en la familia que pudieran vengar la muerte de Luis y Pedro, Doña María salió en busca de los asesinos, haciendo creer a todo el mundo que en realidad iba a pasar una temporada en Segovia para sobreponerse a la pérdida. Una vez fuera de la ciudad y habiéndose asegurado de que nadie la seguía, tomó dirección a Portugal, donde logró encontrar a los hermanos Manzano, a los que decapitó. A su regreso a Salamanca, se trajo las cabezas de ambos y las depositó sobre las tumbas de sus hijos, en la iglesia de Santo Tomé. No obstante, otras versiones de la historia cuentan que las mandó a clavar en la propia fachada de su casa. Fuera como fuera, lo cierto es que a partir de este momento pasaría a ser conocida como María La Brava.
Como es obvio, este acontecimiento dio lugar a más violencia y más enfrentamientos entre ambos bandos, hasta que intervino el padre Juan de Sahagún.
La Casa de Doña María la Brava
La Casa de Doña María la Brava se encuentra situada en uno de los lados de la Plaza de los Bandos. Un edificio construido en el siglo XV que presenta los elementos arquitectónicos típicos de las casas nobles de la época, con escudos familiares sobre la balconada y portón con arco de medio punto, con grandes dovelas de cuyos salmeres nace un moldura que rodea los escudos, el balcón y la toza de piedra labrada de cardinas naturalistas que se encuentra sobre el balcón. El escudo principal se ubica en el centro y pertenece a los Enriquez de Sevilla. El de los Monroy se sitúa a la izquierda y el de los Maldonado a la derecha.
La casa cuenta con un espacioso zaguán y una escalera no muy grande que corresponden a las modificaciones realizadas durante el siglo XVII. Buena parte del siglo XX acogió las dependencias del Centro Farmacéutico Salmantino y en la actualidad se ha remozado para hacer un hotel. Sin embargo, no está abierto al público, por lo que no es posible la entrada al interior de la vivienda.
Muy cerca se encuentra la Casa de los Manzano. Si entras por la calle de Espoz y Mina, a la izquierda de esta casa, una calleja nos lleva hasta la Plaza de la Libertad. A mano derecha se encuentra la Casa de los Manzano, ocupada actualmente por las dependencias del Oager. Es muy fácil reconocerla por las banderas de su fachada, propias de un organismo oficial. Es de estilo gótico y fue construida entre los siglos XV y XVI. La fachada presenta una puerta renacentista adintelada, recuadrada con un alfiz y un centrado balcón de balaustrada castellana.
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