El Sendero de la Barca es una de las rutas de senderismo más bellas que ofrecen las Arribes del Duero. Un precioso recorrido que conduce al caminante a través de antiguos caminos empedrados hacia parajes que ofrecen unas vistas increíbles de la zona. Caminos que, desde tiempos remotos, han sido usados por los carreteros y arrieros para transportar sus mercancías desde Portugal o España al muelle de la Barca para cruzar la frontera fluvial y comercializar sus productos en los mercados del país vecino. Caminos de frontera que también eran usados por los locales, contrabandistas, negociantes y curiosos y que se convirtieron en una importante vía de idiomas, ideas y sueños.
El Sendero de la Barca es una ruta circular de 5 km que lleva aproximadamente unas 3 horas en recorrerse, conectando la localidad de Vilvestre con la zona recreativa de La Barca, de la que recibe su nombre. Para hacerla, podemos dejar el coche junto al antiguo frontón, donde se encuentra el conocido como «Rollo de Justicia», una cruz de estilo gótico manuelino donde se mostraban públicamente las cabezas de los condenados a muerte. Un monumento muy parecido a los pelourinhos que se localizan en el centro de numerosos pueblos de Portugal.

Saliendo de la localidad por la calle Hondovilla veremos un cartel con indicaciones sobre la ruta. Y, un poco más adelante, un bebedero para el ganado, conocido como pilón de El Sierro. Después de caminar por este sendero ancho y de arena clara, encontraremos una desviación a la izquierda que nos introducirá en un estrecho sendero que discurre entre antiguas huertas y cortinas dominadas por vegetación típica arribereña. Es aquí precisamente donde se inicia realmente el Sendero de la Barca.
La ruta comprende diversas subidas y bajadas que obligan al paseante a realizar algunos pequeños esfuerzos, pero que son recompensados con creces con la impresionante belleza de los parajes por los que discurre y por las historias de las que nos habla el camino. Sin duda, una de las rutas de senderismos más interesantes y espectaculares que pueden realizarse en las Arribes del Duero.
El sendero se encuentra perfectamente señalizado a lo largo de todo el recorrido a través de balizas blancas y amarillas, aunque hay que tener en cuenta que en algunos tramos la exuberante vegetación puede invadir casi por completo el camino. Esto no significa que no podemos continuar salvando los obstáculos bajando en dirección al río Duero. En el sendero nos encontraremos con la Peña del Tío Julián, una gigantesca roca granítica con una curiosa forma con la que el paseante podrá echar a volar su imaginación sobre los animales o cosas a las que recuerda.
De forma progresiva nos iremos adentrando en un denso bosque de olivos, encinas y almendros que proporcionan una agradable sombra en los días más calurosos del verano. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las Arribes del Duero cuentan con su propio microclima, con una temperatura siempre superior a la que se registra en la capital salmantina, por ejemplo. Por esta razón, es una ruta muy recomendable para hacer en los meses de otoño o primavera, cuando las temperaturas son muy agradables en la zona.
El sendero nos conduce hacia un camino en el que tendremos que girar a la derecha, en dirección contraria. Conforme vayamos bajando por la carretera, empezaremos a disfrutar de las increíbles vistas del Duero, encajonado en las Arribes. Justo en este punto del río se forma un pequeño recodo que permite la presencia del área recreativa de La Barca. El paraje cuenta con un embarcadero desde el que parte una embarcación que realiza paseos diarios por las Arribes del Duero entre mediados de julio y finales de agosto. El resto del año, la actividad solamente está disponible en findes de semana y festivos.
El paraje de La Barca cuenta además con un amplio merendero, un bar que abre en los meses de verano y una zona verde para tomar el sol y disfrutar de las preciosas vistas de las Arribes. Un verdadero lujo para los sentidos.
Después, regresaremos de nuevo al pueblo de Vilvestre a través de un camino que tomaremos una vez que hayamos visitado el paraje de La Barca. Comienza el tramo más exigente del Sendero de la Barca, ya que nos enfrentaremos a una constante ascensión donde tendremos que salvar un desnivel de 400 metros.
A partir de este momento, pasearemos por un tramo común por el que ya pasamos a la ida. Unos pocos metros por un camino ancho de tierra que conecta con la carretera y que va descendiendo. No tienes que preocuparte demasiado, ya que el punto de destino no tiene pérdida. Durante esos minutos, recorreremos una carretera que cuenta a ambos lados con grandes fincas de limoneros, naranjos y chumberas. Un paisaje que parece más propio de los pueblos del Mediterráneo que de la provincia de Salamanca.
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