Situado en una antigua ermita con atrio de la calle del Humilladero, aguardándonos en su portada con un carro de labranza pintado, el Museo etnográfico de Peralejos de Abajo es uno de los atractivos culturales y patrimoniales más importantes de este pequeño pueblo rural, de apenas 150 habitantes, que forma parte de la comarca de Vitigudino.
Peralejos de Abajo es una pequeña localidad cercana a Vitigudino, la capital de la comarca. Ubicada en el corazón de la provincia de Salamanca, a menos de una hora en coche de Hotel Regio (Salamanca), en un bello paraje natural de dehesas y encinas donde es habitual la presencia de aves migratorias como las cigüeñas, que anidan en los árboles cercanos. Atravieesa el municipio la rivera Grande de Santa Catalina, de agradables y bellísimos remansos, que tiene como afluentes el arroyo de Gomeciego. Y la rivera de Santa Catalina desemboca en el río de Las Uces por la izquierda.
Una gran zona agroganadera con dehesas dedicadas a la ganadería ovina y bovina, que cuenta con un paisaje adehesado de impresionante belleza. Con frondosos bosques de robledales y pastos. Además de los pastizales son importantes los cultivos forrajeros.
Su pasado se encuentra estrechamente ligado al oficio artesanal de la alfarería, y aunque ya hace mucho tiempo que esta tradición se perdió, su importancia todavía puede observarse en el Museo Etnográfico, que se encuentra en la plaza del pueblo, frente a una gran cruz de piedra.

El Museo Etnográfico de Peralejos de Abajo
El Museo etnográfico de Peralejos de Abajo alberga en su interior numerosos objetos que reflejan la forma de vida rural que caracterizaba a su población y la de los habitantes de la zona hasta hace pocas décadas. Entre las piezas más destacadas encontramos algunas de mobiliario y útiles domésticos, como un corro para niños. Pero también se exhiben algunos utensilios de matanza y un amplio abanico de aperos agrícolas y ganaderos.
Con lo cual, supone una magnífica oportunidad para sumergirse de lleno en la esencia de la vida de la comarca, tanto en sus tradiciones como en sus costumbres, actividades económicas y oficios tradicionales. Por eso, aunque pueda parece pequeño, el Museo etnográfico de Peralejos de Abajo alberga mucha historia, muchas décadas de progreso, muchos recuerdos y mucho que enseñarnos.
Una visita imprescindible tanto para aquellos que disfruten haciendo visitas culturales como para aquellos que se consideren amantes de la historia y que estén interesados en conocer más sobre las formas de vida rural de hace pocos años. Eso sí, para poder visitarlo, es necesario concertar una visita previa llamando a los teléfonos 923 500 931 / 692 203 047, ya que no está constantemente abierto al público.
En él podrás ver multitud de herramientas y utensilios que, actualmente, muchos se preguntarán cómo y para que se usaban. En la actualidad, vivimos en un mundo radicalmente distinto al de hace unas décadas. Contamos con infinidad de electrodomésticos a cada cual más desarrollado tecnológicamente, en todos los hogares contamos con un ordenador, un teléfono móvil, un televisor… Y lo que hoy nos parece un gesto habitual y “normal” como pulsar un interruptor y que tengamos luz incluso cuando sol ya se ha ido, hasta no hace mucho no era así. Los candiles o los faroles que funcionaban con aceite eran la única manera de alumbrar por la noche y, por supuesto, las calles ni siquiera tenían farolas.
Por eso, el Museo etnográfico de Peralejos de Abajo es un lugar ideal para visitar con nuestros padres y abuelos, para que junto a ellos nos sumerjamos en un auténtico viaje al pasado para volver a rememorar las formas de vida que se tenían en los tiempos en los que la maquinaria y la electricidad aún no habían llegado al mundo rural y en la que todo se hacía con la fuerza del hombre o de los animales y en la que la mejor comida se preparaba con el fuego que cada día se encendía en los hogares. Ideal para escuchar y recordar anécdotas, para cerrar los ojos y volver a nuestra infancia de la mano de nuestros mayores, muchos de los cuales si vivieron todo aquello.
En la actualidad, casi todos contamos con un microondas, una olla express, una cafetera eléctrica… En este museo podrás contemplar las ollas que se usaban hace décadas y que no se eran calentadas en la vitrocerámica, sino al fuego, alrededor del cual se sentaba toda la familia para calentarse en invierno.
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