Ubicado al sureste de la localidad, en un enclave privilegiado sobre un teso que domina una gran extensión de terreno montañoso y pintoresco, se encuentra el Castillo de Miranda del Castañar. Construido entre los siglos XIV y XV sobre una antigua defensa, a la vista de diversos vestigios, es considerado por muchos como el primer recinto en acoger a la legendaria Orden de los Caballeros Templarios con fines hospitalarios. Siendo uno de los castillos que mejor se conservan de toda la provincia de Salamanca, en gran medida gracias al excelente estado en el que se encuentra su muralla. No en vano se encuentra declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1973.
Presidiendo la entrada al recinto histórico de la localidad, al que se accede por la puerta de San Ginés, actualmente se encuentra en manos privadas, pero puede contemplarse íntegramente desde la plaza que se abre ante él y dando un paseo por los alrededores, ya que se conserva en su mayor parte. Eso sí, no puede accederse al interior.
Un poco de historia
Miranda del Castañar se fundó tras la repoblación llevada a cabo en la zona en el siglo XIII por Alfonso IX. Erigido entre los siglos XIV y XV por el conde Don Pedro Estunyga, probablemente sobre una fortaleza anterior. No obstante, el Condado de Miranda no quedaría constituido hasta mediados del siglo XVI, cuando el título recayó en Don Diego de Zúñiga. Poco antes del fallecimiento de Don Diego de Zúñiga, la fortaleza fue ocupada por García Álvarez de Toledo, duque de Alba, que consideraba tener derecho sobre ella.
Pero lo que quizás no sepas es que estas piedras que hoy son un auténtico remanso de paz y tranquilidad en el pasado fueron motivo de bronca y convulsión. Y es que todos los castillos de Salamanca en general, como elementos de ostentador poder por su magnificencia, se convirtieron en motivo de disputa para la nobleza, especialmente entre los siglos XV y XVI por parte de las incipientes familias Zúñiga (posteriores duques de Béjar) y Álvarez de Toledo (duques de Alba), rivales por conseguir mayor poder en la corte real.
Miranda del Castañar siempre gozó de un singular privilegio como balcón natural desde donde podía contemplarse la montaña en todo su esplendor. Prueba de ello, su transformación de señorío a condado a mediados del siglo XV, gracias a Diego de Zúñiga, siendo esta familia la que potenció el crecimiento de la villa, para terminar su irónico destino bajo simbólico régimen de la Casa de Alba.
Y, por eso, todo en esta fortaleza parece responder a la rivalidad entre ambas familias por amasar territorios en lo que es hoy la provincia de Salamanca. A mediados del siglo XV, el rey Juan II concede la villa al entonces conde de Alba, Don Fernando Álvarez de Toledo, pero su rival Diego López de Zúñiga se casa con la señora de Miranda del Castañar, tomando las riendas de la villa serrana con jurisdicción civil y criminal. Motivo por el cual, el conde de Alba plantea un pleito para hacer valer lo que considera suyo, fallando a favor de los Zúñiga el rey Enrique IV. Aunque no sería hasta la muerte de Don Diego cuando la casa de Albva conseguiría finalmente tomar la posesión del castillo.
El Castillo de Miranda del Castañar
Hogar y cuna del Condado de Miranda, ostentó el señorío de gran parte de la Sierra de Francia durante la Edad Media, alcanzando su mayor época de esplendor a mediados del siglo XVI, cuando el condado cayó en manos de Diego de Zúñiga.
Aunque tuvo cierto aire palaciego, se trata de una fortaleza bastante sobria. De planta trapezoidal, con esquinas rematadas por sólidos cubos cilíndricos en los que se abren las saeteras y las troneras. La torre principal presenta un remate amatacanado, con ménsulas lobuladas muy cercanas.
El Castillo está formado por una torre de sillería de gran tamaño y muy bien conservada que queda coronada por arquilos y ménsulas, sobre las que se encuentran las troneras redondas, las almenas, las ventanas pequeñas de arco semicircular y un ángel de relieve que mira al exterior en la parte baja acompañado de las armas de los Zúñiga y de una inscripción en minúsculas emplomadas que dice: «Esta obra mado Faser el conde Don Pedro estunyga en 1 año deIUCCCCL…»
La torre se encuentra protegida por un recinto amurallado con fuertes cubos provistos de troneras redondas y saeteras, así como por algunos balcones con dos arcos, dominando una increíble perspectiva. Además, la torre queda adosada a una torre con planta en «D» y a otros restos que pudieron pertenecer a una pequeña fortificación anterior. Las troneras circulares pertenecen a la troneras habituales de la artillería del siglo XV.
En el interior de la fortaleza, todavía se conserva el acceso al camino de ronda, respectado en su mayor parte y presentando algunas pasarelas.
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