Hay pocas imágenes en la capital salmantina tan bellas como la del Puente del Congosto sobre el impestuoso río Tormes, el puente medieval y la fortaleza. El castillo del Puente del Congosto, principal protagonista de esta icónica postal fue construido a mediados del siglo XV por el señor de estas tierras, Gil González, y su objetivo era defender el paso por el puente, por donde transcurre la Cañada Real Soriana Occidental.
Una fortalez a llena de historia que todavía hoy conserva gran parye de sus elementos en excelentes condiciones. Gracias en buena medida a los procesos de restauración que se han ido llevando a cabo en los últimos tiempos. Dispone de numerosos salones, museos y varias dependencias visitables.
Historia del castillo del Puente del Congosto
Aunque la zona ha estado habitada desde la Prehistoria, el nacimiento de la aldea del Puente del Congosto no llegó hasta el siglo XI, cuando la ciudad de Ávila es reconquistada definitivamente por los sarracenos. Quedando encuadrada dento del espacio territorial abulense. Sería el noble francés Raimundo de Borgoño quien se encargaría de realizar las tareas de repoblación con gentes venidas del norte de Castilla. Por aquel entonces era habitual construir alguna fortaleza o baluarte defensivo para dar cobijo a la población en momentos de peligro.
A mediados del siglo XV, el rey Juan II decide recompensar al caballero Gil González Dávila por los servicios prestados a la Corona, por lo que segrega el Puente del Congosto en la jurisdicción de Ávila y queda elevada a categoría de villa. Se iniciaría entonces la construcción del castillo.
A lo largo de los siglos, diversos avatares adscribieron el castillo del Puente del Congosto a la orden de Calatrava y, después de la guerra de las Comunidades, pasaría a manos de la Casa de Alba. Durante la Guerra de la Independiencia un destacamento francés causaría graves daños en la edificación.Por aquel entonces fueron suprimidos los señoríos de todo tipo, aunque la Casa de Alba siguió conservando la propiedad
A finales del siglo XIX, comienza a declinar con la desaparición del derecho de cobro del paso del ganado, el «pontazgo», haciendo que la Casa de Alba perdiera su interés en él. Tras pasar por varios dueños, en 1980 sería comprado por una familia que lo restaura y lo convierte en su vivienda habitual, gracias a lo cual se encuentra en un excelente estado de conservación hoy en día.
El castillo del Puente del Congosto
El castillo del Puente del Congosto fue construido a mediados del siglo XV, durante los reinados de los monarcas Juan II y Enrique IV. Guarda muchas semejanzas arquitectónicas con otras edificaciones castrenses de la época en la provincia de Ávila. Siendo su principal objetivo la defensa del territorio por lo que, a diferencia de otros castillos de estilo palaciego de uso residencial que ya empezaban a construirse en aquel momento, éste es todavía un auténtico castillo-fortaleza cuya misión era proteger las posesiones señoriales de su propietario y controlar el paso estratégico por el puente sobre el río Tormes.
Presenta una planta de hexágono irregular, con un cubo en uno de los extremos de la cerca y un gran patio de armas que da acceso al recinto interior. En su perfil llama la atención la impresionante torre del homenaje, repartida en cuatro plantas que culminan con una terraza superior que ofrece unas vistas preciosas tanto del conjunto medieval como del entorno. Puede recorrerse prácticamente en su totalidad por un camino de ronda. La parte superior se encuentra rematada por almenas con matacanes.
La entrada que da acceso al recinto cuenta con un espacioso patio de armas al aire libre, completamente solado con lanchas de granito, quedando delimitado por varias estancias que albergan varios museos con multitud de utensilios de gran interés que hasta no hace mucho eran usados en profesiones como la carpintería, la agricultura, la herrería, la ganadería y la peluquería. Además, podemos ver los antiguos dormitorios completamente amueblados de estilo clásico y, bajo estas dependencias, varios ejemplares de carros típicos de la comarca. Algunos de ellos vistosamente decorados.
Un grueso muso separa el patio de armas del resto de la fortaleza, compuesta básicamente por un gran torreón o alcázar de planta rectangular al que se adosa otro de igual altura en forma de D, construido años más tarde. El alcázar se divide en cuatro pisos. El más bajo fue en su día el almacén de víveres y actualmente alberga los aseos para el público.
El siguiente piso al que puede accederse desde el patio del aljibe es una gran nave diáfana con un impresionante techo abovedado que hacía las veces de cuerpo de guardia o salón de recepción para visitantes importantes. En una de las esquinas de este piso arranca una magnífica escalera de caracol de 90 peldaños construida en granito por la que se sube a los restantes pisos hasta llegar a la azotea.
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