Candelario: tradición en estado puro

Situado en el extremo sureste de la provincia, a menos de una hora del Hotel Regio (Salamanca), Candelario es una preciosa localidad de apenas 1.000 habitantes que forma parte de la Sierra de Béjar, que hace frontera con las provincias de Cáceres y Ávila. Uno de esos típicos pueblos de montaña que todavía conservan la esencia y las particularidades que la hacen diferente de otros municipios parecidos de nuestro país.Por su proximidad a la sierra, son miles los visitantes procedentes de Madrid y de Extremadura los que cada año llegan a la localidad en busca de sus paisajes nevados para la práctica de deportes de invierno como el esquí.

Pero su mayor atractivo son sus singulares construcciones, con muros anchos de piedra y grandes balcones de madera. Algunas de ellas con varios siglos a sus espaldas que mantienen aún la estructura original. Lo que más llama la atención son sus batipuertas, un elemento característico que puede verse en la entrada de casi todas las viviendas y cuya misión era evitar la entrada de la nieve en invierno y permitir la entrada de la luz para trabajar pero no la del ganado. No en vano, ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico. Tanto por su arquitectura tradicional como por su entorno natural y el cuidado de sus costumbres y tradiciones.

Candelario

Historia de Candelario

Los orígenes de Candelario son un poco confusos. Algunas teorías hablan sobre el asentamiento celta como el primer núcleo de población, tal y como han demostrado  las piezas de granito halladas en la zona. Pero también se cree que Candelario pudo ser uno de los refugios del caudillo romano Viriato. De hecho, parece que tuvo cierta importancia en la época de los romanos. En cualquier caso, lo cierto es que a partir de la Reconquista Cristiana pasaría a formar parte del Concejo de Ávila, encargándose de su repoblación los propios abulenses y gentes venidas de toda la región castellana.

A principios del siglo XIII, Alfonso VIII de Castilla crea la Comunidad de Villa y Tierra de Béjar de la que Candelario pasa a formar parte junto con otros territorios segregados de Ávila. No serría hasta 1425 cuando pasa a depender de Salamanca. Finalmente se convertiría en municipio de la provincia y de la Región Leonesa en 1833.

Entre los siglos XVIII y XIX se convertiría en una de las villas más ricas de España, destacando por la gran cantidad de familias de empresarios que comercializaban sus embutidos por toda España. Incluso fueron los proveedores oficiales de la Casa Real. Aunque la tradición chacinera fue decayendo en el siglo XX, Candelario ha sabido aprovechar su entorno para potenciar el turismo rural y el de los deportes de invierno, por lo que se ha convertido en uno de los destinos más visitados de la provincia.

¿Qué ver en Candelario?

  • Ayuntamiento de Candelario: erigido a finales del siglo XIX por el arquitecto catalán Venito Guitart Truis, este edificio cuenta con cuatro plantas que se distribuyen en la oficina de correos, el salón de plenos, la alcaldía, la secretaría y el juzgado. Antaño también se encontraba en este edificio la oficina de telégrafos y las viviendas de sus trabajadores.
  • Las regaderas de Candelario: son uno de los elementos más característicos de la localidad. Se trata de pequeños canales que pueden encontrarse en los laterales de sus calles y que van desde lo más alto de la villa hasta la parte baja. Sirven para el riego de las huertas cercanas y antiguamente también se usaban para arrastrar los residuos y la sangre de los cerdos durante la matanza. Las aguas proceden de los manantiales y del deshielo de la montaña. Un fiel reflejo del estilo de vida de una población que se encontraba sujeta a las dificultades que imponía el medio y que lograron crear elementos como estos, imprimiendo estilo y carácter al pueblo.
  • Ermita del Santísimo Cristo del Refugio: es el primer edificio con el que se topa el viajero cuando llega a la localidad, en una gran explanada presidida por la Cruz del término. En su interior se encuentra el Cristo del Refugio por el que la mayor parte de los vecinos del pueblo sienten una gran devoción. Una pequeña talla que parece haber sido elaborada en el siglo XVI.
  • Parroquia de la Virgen de la Asunción de Candelario: éste es sin lugar a dudas el edificio más destacado de la localidad. Un edificio de grandes proporciones que mezcla el estilo mudéjar con el barroco, el románico y el gótico y cuya construcción se inició en 1329. Su fachada está decorada con un rosetón de complicada tracería gótica que contrasta con la sencillez de la portada norte.

¿Qué comer en Candelario?

Si por algo destaca Candelario en lo que a gastronomía se refiere, es por sus elaboraciones chacineras. Embutidos famosos ya desde la época de Carlos IV que después de probarlo, hizo que se distribuyera por la Corte. Tal es la importancia de estos productos que incluso el traje típico de la localidad recibe el nombre de «choricero». Pero además, Candelario es famoso por su tapeo, donde destacan las deliciosas patatas meneás con tocino, el calamar de la huerta y la famosa probadura de chichas que nunca faltan en el día de la Candelaria (2 de febrero).

Si visitas la localidad en invierno, lo mejor para entrar en calor y llenar el estómago es el cocido de matanza. Pero también hay otras opciones de platos típicos de Candelario muy apetecibles como el hornazo, los huevos con farinato, las sopas de ajo o las sabrosas truchas fritas o escabechadas. Todo ello acompañado con alguno de los famosos vinos de la zona como el de los Arribes, el de la Sierra de Salamanca o el de Tierra del Vino de Zamora. Por supuesto no olvides probar dulces artesanales donde destacar las perrunillas y los maimones.

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