
Junto a la recogida de castañas, el otoño es también la época de recolección de setas en la provincia de Salamanca. Y es que en esta región se produce una impresionante encrucijada climática de factores atlánticos y mediterráneos, en el que la flora, evidente reflejo del suelo y del clima, se reparte en diferentes áreas fitoclimáticas. Dando lugar de esta forma a frondosos bosques de encinares, alcornocales, rebollares, pinares, quejijares, abedulares, choperas, prados, bosques de ribera, etc. Creando las condiciones idóneas para la proliferación de multitud de tipos de hongos que hacen las delicias de los aficionados a la micología.
Cada año, cuando llega la temporada de setas, se celebran a lo largo del otoño diferentes jornadas, eventos y cursos para el reconocimiento y recolección de setas aptas para el consumo humano. Además, existen restaurantes especializados que preparan degustaciones y platos hechos con setas. Son habituales las Jornadas Gastronómicas – Micológicas para dar a conocer la gastronomía típica a base setas y hongos.

¿Cuáles son las mejores zonas para recoger setas en Salamanca?
En las extensas praderas en las que pastan las vacas y las ovejas es posible encontrar setas tan apreciadas como las «setas de cardo» y una variedad conocida como «seta de caña», de mayor tamaño y un poco más clara más clara que la anterior; y el omnipresente champiñón, con numerosas especies comestibles distintas, pero que oculta una tóxica y maloliente que puede provocar graves problemas de estómago. Pero también podemos encontrarnos con el conocido como «pan de pueblo» y el «pedo de lobo gigante», que se aprovechan mucho a la hora de comerlas por sus grandes dimensiones.
Las comarcas del sur, como la Sierra Béjar, la Peña de Francia y la Sierra de Gata destacan por su entorno natural dominado por exuberantes bosques de robledales de rebollo o melojo, castañares y pinares, donde es posible hacer una ruta micológica para recoger la «amanita de los césares», con sus brillantes colores naranja y amarillo vivo; el «rebozuelo» o «chantarela» que forma parte de las deliciosas elaboraciones de algunos restaurantes y bares de la zona; los apreciadísimos «boletos» o, como son conocidos en la sierra, «seta de roble» y «seta de castaño», también presentes entre los inmensos pinares.
A los pies de las sierras, en la penillanura salmantina, donde toman el protagonismo la encina, el alcornoque y el quejigo, podemos encontrar ejemplares de extraordinaria calidad gastronómica como el «parasol» o «cogolmillo» como lo conocen en el encantador pueblo de La Alberca, donde podrás probarlos asados o a la plancha, acompañados con castañas asadas el día festivo del «Magosto» que se celebra a finales del mes de octubre.
Otras setas de gran interés culinario que pueden encontrarse en estos entornos naturales son el «cabeza de negro» y las «criadillas de tierra», que viven enterradas en el suelo como si de pequeñas patatas se tratara. Después de lavarlas, pelarlas y cortarlas en rodajas, muchos lugareños las consumen en tortilla o en un revuelto. Otra especie, muy valorada en las regiones de Andalucía y Extremadura, es el «gurumelo», que e distribuye por la parte occidental de la Península Ibérica desde el sur hasta Salamanca.
En los bosques galería y en los sotos fluviales, sobre chopos y otros árboles y al frescor del agua crece la «seta de chopo», que se encuentra en los tocones y grietas de troncos formando racimos de multitud de ejemplares.
Además, salpicados por toda la provincia de Salamanca, es posible ver frondosos pinares de pino silvestre, resinero y piñonero, bajo los cuales se desarrolla el famoso «níscalo», algo tieso pero de extraordinario sabor.
¿Cuánto cuesta el permiso para recoger setas en Salamanca?
Las Sierras de Francia, Béjar, Quilamas y El Rebollar son las áreas reguladas por la Junta de Castilla y León y Diputación Provincial para la recolección de hongos, siendo necesario solicitar un permiso para poder recolectar.
Para aquellos que solamente vayan a salir al campo a recolectar un par de días, lo más recomendable es obtener un permiso estándar de 5 euros a través de Micocyl.
No obstante, si el permiso de recolección es para toda la temporada, el precio varía entre los 3 euros para aquellos que vivan en uno de los pueblos que cuenta con montes públicos y los 20 euros para aquellos que residan en alguna localidad sin monte público dentro del acotado. Además aquellas personas vinculadas a pueblos con monte público asociado que no estén empadronadas, tienen que solicitar una licencia recreativa distinta y abonar una tasa de 10 euros.
Más allá de los fines recreativos con los que se pueden recoger setas, aquellos recolectores cuya intención sea venderlas, si son del pueblo, tienen que pagar 10 euros, los vinculados 50 euros y los vecinos de la provincia que no sean del pueblo 200 euros. Mientras que aquellos que no sean de la provincia y quieran recolectar tienen que pagar una tasa de 400 euros.