Si tienes pensado visitar Salamanca en tus próximas vacaciones, probablamente ya habrás oído hablar de la gran riqueza monumental que posee, el ambiente nocturno tan animado que la caracteriza y de sus preciosos espacios naturales y pueblos con encanto. Pero además, Salamanca cuenta con una amplia oferta de ocio que la convierten en un destino ideal para todas las edades y para todos los gustos. Ahora que se acerca el invierno, si lo que buscas son sensaciones blancas, en Salamanca también encontrarás satisfacción. Estamos hablando de la estación de esquí Sierra de Béjar-la Covatilla, situada a 80 km de la capital, entre los municipios de Béjar y Candelario.La única de este tipo que podemos encontrar en la provincia.
Situada en la parte más occidental del Sistema Central, en plena Sierra de Béjar (Salamanca), la estación de esquí La Covatilla cuenta con 24 pistas y más de 20 kilómetros de zonas para esquiar, comprendidos entre altitudes de 2.000-2.360 metros, y un desnivel de 374 metros. Orientada hacia el noreste y con la protección contra los fuertes vientos que ofrece el macizo, la nieve se mantiene en condiciones óptimas pues el sol no puede perjudicarla. Lo cual permite una buena cantidad y calidad de la nieve a lo largo de la temporada invernal. Siendo las nevadas más frecuentes durante los primeros días del invierno, ya que las nevadas se producen como consecuencia de la entrada de masa de nubes desde el Atlántico. De esta forma, ha sabido abrirse paso y ser una de las mejores estaciones de esquí del Sistema Central.
El Camino de los Trasiegos es un sendero que conecta las localidades
deSan Miguel de Valero, Valero y
San Esteban de la Sierra. San Miguel de Valero se encuentra al norte del Parque
de la Reserva de la Biosfera de Las Batuecas – Sierra de Francia y es una de
las entradas a la Sierra de Francia. Si llegamos al pueblo desde Salamanca,
tendremos que tomar la carretera CL-512 en dirección a Vecinos, y aquí, enlazar
con la SA-205 a San Miguel de Valero. La distancia desde Salamanca son 57 kms y
se tarda aproximadamente 50 min en llegar. Es posible dejar el coche al
principio del pueblo sin problema.
Una ruta perfectamente señalizada que se extiende a lo largo de 8 km y cuyo trazado va en descenso, atravesando los exuberantes bosques de castaños y encinas en ladera, ofreciendo unas vistas espectaculares del Valle de las Quilamas. Un bellísimo espacio natural dominado por profundos valle, exuberantes bosques y escarpados canchales.
El Camino de los Trasiegos permite
al paseante no solamente disfrutar de hermosos paisajes, sino también de
antiguas edificaciones, testigos del duro quehacer de estas gentes, como una
singular era construida con losas de granito donde se aventaba la cebada, o
bancales dedicados al cultivo de la vid o el olivo.
Además, aquellos que realicen la
ruta durante los meses de verano, pueden disfrutar de un refrescante chapuzón
en la piscina natural de Valero, conocida como el «Charco del Pozo»,
que tiene sus orígenes en una antigua fábrica de luz construida en el año 1920.
El nombre del sendero evoca a
tiempos de transporte y comercialización de mercaderías, entre las que hoy
destaca el polen y la miel. Y es que en el pasado fue una vía de comunicación
de gran importancia para abastecer la zona de los productos necesarios para el
día a día. Pero también fue usada para el estraperlo, que intentaba evitar el
pago de impuestos por las transacciones comerciales. La miel fue y sigue siendo
el producto estrella de la zona, ya que tanto en la localidad de Valero como en
los alrededores han sido la principal zona productora de miel de Castilla y
León desde la Edad Media.
El Camino de los Trasiegos es un
itinerario de dificultad media, dirigido a un público amplio, que puede
recorrerse en dos horas aproximadamente. Y, aunque en total cuenta con 8 km, es
posible hacer solamente el tramo del Camino Viejo de Valero, que tiene
aproximadamente 2, 3 km, lo cual es más recomendable cuando se va con niños o
si no se está en muy buena forma.
Itinerario del Camino
de los Trasiegos
Una vez que hayamos aparcado el
coche, tendremos que dirigirnos caminando a la plaza de toros y andar unos 200
metros por la carretera SA – 205 que se dirige a la localidad de Valero. A la
izquierda de la carretera, nos encontraremos con un panel informativo sobre el
Sendero del Alagón: Camino de los Trasiegos. Tomaremos entonces un camino
empedrado e iremos descendiendo de
manera progresiva por el valle y disfrutando a lo lejos de las vistas de las majestuosas
montañas que predominan en este paraje natural, como la Peña de Francia, Pico
El Castillo o Peña de la Bolanca.
La mejor época para disfrutar del
recorrido es el otoño, ya que es el momento en el que podremos ver los erizos
de las castañas y cuando todo el paisaje se tiñe de tonos rojizos, anaranjados
y amarillos y el camino se cubre de las hojas caídas de los árboles. Además, la
temperatura es muy agradable debido al propio microclima del que disfruta la
Sierra de Francia. No obstante, si decides hacerlo en verano, no tendrás que
preocuparte mucho por el calor, pues los bosques de alcornoques, encinas,
robles y castaños proporcionan una sombra muy agradable a lo largo de todo el
recorrido.
Al llegar a Valero, nos encontraremos
con la Fuente de la Pila. En este tramo del camino, el bosque se vuelve más
denso y permite disfrutar de una preciosa panorámica de la localidad y de todo
el entorno, de las laderas de las montañas con sus cultivos en bancales. Un
sistema agrícola que permite aprovechar el terreno mediante la creación de
terrazas para el cultivo de vides, olivos y huertos.
A la entrada de Valero, nos
encontraremos con otra fuente, desde donde parte el camino hacia San Esteban de
la Sierra. Un recorrido de casi 6 km más que permite completar el Camino de los
Trasiegos. Puedes seguir o hacer una parada para darte un chapuzón en las pozas
naturales de aguas cristalinas y frescas del río Quilamas. Lo cual nos ayudará
a superar el ascenso que nos espera de nuevo en San Miguel de Valero y que nos
llevará de nuevo hasta el aparcamiento para regresar a casa.
La Alberca es un precioso pueblo
situado en el corazón de la Sierra de Francia, en el Parque Natural Las Batuecas-Sierra
de Francia. Entre paisajes tapizados de extensas masas de robles, frutales,
castaños y otros árboles. Siendo el principal centro turístico de la zona. Tal
vez porque es el pueblo que mejor ha sabido conservar sus costumbres y
tradiciones, trajes y fiestas, arquitectura popular y naturaleza.
Declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1944 por ser un núcleo de
arquitectura tradicional muy bien conservado. Siendo el primer núcleo rural de
toda España en obtener este reconocimiento. Con casas levantadas a base de
entramados geométricos de madera y piedra, en la que cada planta superior va
sobresaliendo sobre la inferior hasta casi besarse, dando lugar a un impresionante
ejemplo de arquitectura popular. Principal motivo de su interés histórico,
atracción y fama.
Pero también por ser un pueblo que se ha mantenido fiel a sus tradiciones. Tradiciones que el visitante puede descubrir a través de la Casa Museo «Satur Juanela». Una iniciativa privada que dignifica las formas de vida tradicionales, modesta en lo material pero con una impresionante riqueza de matices y símbolos.
Sus promotores han reproducido en sus cuatro plantas cada espacio productivo y doméstico al detalle y con gran esmero: cuadras, granero, cocina, despensa, alcobas y salas, y finalmente el sobrao, donde los visitantes pueden disfrutar de un interesante documento audiovisual que ofrece información sobre las tradiciones y costumbres de los albercanos.
La Casa Museo «Satur
Juanela» es un verdadero homenaje a los antepasados directos de las
personas que hoy viven en la Sierra de Francia, concretamente en la localidad
de La Alberca. Situada en una vivienda típica de la Sierra de Francia, en una
de las pocas casas albercanas tradicionales que se han conservado en estado
puro a lo largo de los siglos, manteniendo totalmente su estructura tradicional.
En ella vivieron Sátur y Josefa,
«los Juanela», con sus cuatro hijos y algunos de sus nietos. En la
primavera de 1883, Sátur y Josefa, una entrañable pareja, se casan e instalan
su hogar en la población de La Alberca. Paseando por el campo buscan un gran
roble que se convierte en la viga madre de su cálido hogar albercano. De esta
forma, con mucho esfuerzo y cariño fueron construyendo su ilusión. Y de esta
hermosa unión nació una gran familia.
Fueron su nieto Satur y su esposa
quieres decidieron recuperar la casa como museo, para rendir homenaje a sus
abuelos y a una forma de vida que ya es historia. De manera que hoy es posible
conocer por dentro cómo era una auténtica casa albercana.
La casa ha sido rehabilitada como
museo para mostrar una forma de vida y un tipo de arquitectura característicos
desaparecidos en la localidad a finales del siglo XX. Pero conservando todo el
mobiliario y los enseres originales de la casa, lo que permite al visitante
conocer cómo se vivía en la Sierra de Francia hasta hace unas pocas décadas.
Así pues, su estructura, su mobiliario y la forma de vida de antaño mantienen
su autenticidad a pesar del paso de los años. AL recorrer sus diferentes
estancias, es inevitable no sentir una irreprimible nostalgia y fascinación por
lo bien que está conservada la casa de aquella época de los abuelos.
La Casa Museo de «Satur
Juanela» está formada por tres plantas construidas con materiales de la
zona, como la madera de castaño, el granito, las tejas, el barro o la cal morena.
Y en su interior se encuentra decorada con todo lujo de detalles, cerámica y
piezas de barro que usaban para su haber, cestería, aperos de labranza y
utillajes de la antigua usanza, entre otros.
La cuadra que antiguamente era
usada para los animales se encontraba en la planta baja, donde actualmente se
ubica una interesante exposición de productos típicos de la comarca, entre los
pesebres y elementos del ganado. En el primer piso se localizan los dormitorios
y en el segundo piso la cocina típica, el lugar más importante de la vivienda,
donde se mantenía encendida la lumbre sobre las lanchas del suelo y en la zona
más alta el sequero, indispensable para poder secar los alimentos, como
chacinas y castañas con el humo de la lumbre.
Además de La Casa Museo, Sátur y
Mari disponen de Hoyos Calama, una tienda de Artesanía, Regalos y Antigüedades
situada en pleno centro histórico de la villa. Los trabajos de artesaníaHoyos Calama
son un ideal de Belleza, viven cada trazo, cada caricia en la madera y cada
antiguedad que descubren poniéndolo a disposición de cualquier persona que se
acerque hasta la Alberca.
El Sendero de la Barca es una de las rutas de senderismo más bellas
que ofrecen las Arribes del Duero. Un precioso recorrido que conduce al
caminante a través de antiguos caminos empedrados hacia parajes que ofrecen
unas vistas increíbles de la zona. Caminos que, desde tiempos remotos, han sido
usados por los carreteros y arrieros para transportar sus mercancías desde
Portugal o España al muelle de la Barca para cruzar la frontera fluvial y
comercializar sus productos en los mercados del país vecino. Caminos de
frontera que también eran usados por los locales, contrabandistas, negociantes
y curiosos y que se convirtieron en una importante vía de idiomas, ideas y
sueños.
El Sendero de la Barca es una ruta circular de 5 km que lleva aproximadamente unas 3 horas en recorrerse, conectando la localidad de Vilvestre con la zona recreativa de La Barca, de la que recibe su nombre. Para hacerla, podemos dejar el coche junto al antiguo frontón, donde se encuentra el conocido como «Rollo de Justicia», una cruz de estilo gótico manuelino donde se mostraban públicamente las cabezas de los condenados a muerte. Un monumento muy parecido a los pelourinhos que se localizan en el centro de numerosos pueblos de Portugal.
Saliendo de la localidad por la calle Hondovilla veremos un cartel con
indicaciones sobre la ruta. Y, un poco más adelante, un bebedero para el
ganado, conocido como pilón de El Sierro. Después de caminar por este sendero
ancho y de arena clara, encontraremos una desviación a la izquierda que nos
introducirá en un estrecho sendero que discurre entre antiguas huertas y
cortinas dominadas por vegetación típica arribereña. Es aquí precisamente donde
se inicia realmente el Sendero de la Barca.
La ruta comprende diversas
subidas y bajadas que obligan al paseante a realizar algunos pequeños
esfuerzos, pero que son recompensados con creces con la impresionante belleza
de los parajes por los que discurre y por las historias de las que nos habla el
camino. Sin duda, una de las rutas de senderismos más interesantes y
espectaculares que pueden realizarse en las Arribes del Duero.
El sendero se encuentra perfectamente señalizado a lo largo de
todo el recorrido a través de balizas
blancas y amarillas, aunque hay que tener en cuenta que en algunos tramos
la exuberante vegetación puede invadir casi por completo el camino. Esto no significa
que no podemos continuar salvando los obstáculos bajando en dirección al río
Duero. En el sendero nos encontraremos con la Peña del Tío Julián, una gigantesca roca granítica con una curiosa
forma con la que el paseante podrá echar a volar su imaginación sobre los
animales o cosas a las que recuerda.
De forma progresiva nos iremos
adentrando en un denso bosque de olivos,
encinas y almendros que proporcionan una agradable sombra en los días más
calurosos del verano. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las
Arribes del Duero cuentan con su propio microclima, con una temperatura siempre
superior a la que se registra en la capital salmantina, por ejemplo. Por esta
razón, es una ruta muy recomendable para hacer en los meses de otoño o
primavera, cuando las temperaturas son muy agradables en la zona.
El sendero nos conduce hacia un
camino en el que tendremos que girar a la derecha, en dirección contraria. Conforme
vayamos bajando por la carretera, empezaremos a disfrutar de las increíbles
vistas del Duero, encajonado en las Arribes. Justo en este punto del río se
forma un pequeño recodo que permite la presencia del área recreativa de La
Barca. El paraje cuenta con un embarcadero desde el que parte una embarcación
que realiza paseos diarios por las Arribes del Duero entre mediados de julio y
finales de agosto. El resto del año, la actividad solamente está disponible en
findes de semana y festivos.
El paraje de La Barca cuenta
además con un amplio merendero, un bar que abre en los meses de verano y una
zona verde para tomar el sol y disfrutar de las preciosas vistas de las
Arribes. Un verdadero lujo para los sentidos.
Después, regresaremos de nuevo al
pueblo de Vilvestre a través de un camino que tomaremos una vez que hayamos
visitado el paraje de La Barca. Comienza el tramo más exigente del Sendero de
la Barca, ya que nos enfrentaremos a una constante ascensión donde tendremos
que salvar un desnivel de 400 metros.
A partir de este momento, pasearemos
por un tramo común por el que ya pasamos a la ida. Unos pocos metros por un
camino ancho de tierra que conecta con la carretera y que va descendiendo. No
tienes que preocuparte demasiado, ya que el punto de destino no tiene pérdida. Durante
esos minutos, recorreremos una carretera que cuenta a ambos lados con grandes
fincas de limoneros, naranjos y chumberas. Un paisaje que parece más propio de
los pueblos del Mediterráneo que de la provincia de Salamanca.