
Salamanca es, sin lugar a dudas, la provincia de Castilla y León más rica y variada en ecosistemas naturales, lo que proporciona a los amantes de la caza infinidad de posibilidades para disfrutar de esta actividad ancestral de manera respetuosa y sostenible con el medio.
Las amplias llanuras cerealísticas de los Campos de la Armuña y Peñaranda de Bracamonte permiten disfrutar de la caza de la perdiz, la liebre y el conejo, especies que actualmente forman parte del mismo ecosistema que el jabalí, incluyendo así la caza mayor a estas extensas zonas de despejados y amplios horizontes. Desde estas llanuras de cultivos de cereales hasta la zona occidental de laregión, sobre la dehesa salmantina, sobrevuelan los preciados bandos de paloma torcaz o se esconden los ciervos, jabalís y corzos, poniendo a prueba las habilidades incluso de los cazadores más expertos. Propiciando así, jornadas de caza llenas de expectación y emoción.
No obstante, más allá de estas tierras de cotos y monterías, la Reserva Regional de Caza de las Batuecas permite a los aficionados a la actividad cinegética abatir al ansiado macho montés, el jabalí, el escurridizo corzo o la becada, con su increíble cuartel de invernada. Permitiendo al mismo tiempo el disfrute de una magnífica infraestructura de primer orden que hace las delicias incluso de los cazadores más exigentes, aquellos que disfrutan de la caza como una pasión, como una filosofía de vida.

Caza mayor
En la modalidad de caza mayor, la montería es la técnica más popular. El arte más primitivo y ancestral que existe. Tal ha sido su importancia a lo largo de la historia que, ya desde época medieval, ha sido fuente de infinidad de cuentos, tratados y relatos, y afición principal de muchos nobles y reyes.
En la actualidad, la caza mayor es un valor al alza en las riberas, las sierra y las amplias dehesas de Salamanca. Siendo la provincia que alberga la mayor riqueza de biodiversidad de toda la comunidad castellano leonesa. La cercanía con Extremadura, con una larga tradición montera, inculcó la pasión por la caza mayor en las zonas del sur de la provincia que hacen frontera con ella, como las sierras de de San Pedro y Gata.
Las sierras extremeñas son ricas en venados, lo que ha dio lugar al trasiego migratorio de las primeras reses, ya presentes en bastantes cotos de Salamanca. Una riqueza muy valorada por los lugareños y por muchos foráneos que montean y recechan en los campos de la provincia.
Junto con el venado, el jabalí es la pieza reina de las monterías salmantinas. Su creciente número hace que desde finales de septiembre hasta el mes de febrero se organicen una gran cantidad de cacerías exitosas en toda la región. Lo cual es gracias, en gran medidas, a las rehalas de perros. Su tesón, su olfato y su valentía convierten la caza en las sierras de Salamanca en un auténtico placer que combina la tradición de siglos de historia con la modernidad de los tiempos actuales.
Pero además, el éxito de las numerosas monterías que se llevan a cabo en la provincia de Salamanca no solamente se basa en realizarlas en cotos abiertos, sino también en una labor constante a lo largo de todo el año y no solo durante la temporada de caza. El conocimiento de las querencias, las manchas y las principales zonas de encame, o la preparación y la limpieza de los cotos es esencial para poder disfrutar de monterías generosas en trofeos y piezas.
Caza menor
En la modalidad de caza menor, la perdiz es la reina, dominando las amplia llanuras de cereales de la provincia. Pero también comparte territorio con el conejo y la liebre. La tradición galguera en Salamanca es muy rica y antigua, por lo que es bastante frecuente ver galgos y galgueros a pie, en mano o a caballo, manear rastrojos, sembrados y barbechos en busca de la rabona encamada la noche anterior.
Pero sin menospreciar la caza de la liebre o de la perdiz, cuando llega el invierno, estas tierras se convierten en un verdadero espectáculo para los amantes de la caza menor. Y es que los despejados cielos de las sierras, encinares, dehesas y alcornocales salmantinos se llenan de torcaces y becadas, aves que hacen parada en Salamanca durante sus movimientos migratorios, huyendo del terrible frío de los países del norte de Europa. De esta forma, los cazadores pueden disfrutar de una emocionante jornada en compenetración con el perro, disfrutando de los espectaculares paisajes salmantinos.