
Aunque la mayor parte de los castillos de la provincia de Salamanca agonizan por el inexorable paso del tiempo y por la ausencia de recursos para realziar procesos de restauración, todavía quedan algunos ejemplos de fortalezas que renacen como un ave fénix de sus cenizas, como si estuvieran destinados a permanecer en pie para que las historias de las que han sido testigos sus muros a lo largo de los siglos no queden relegadas al olvido.
Es el caso del Castillo de Alba de Tormes. Erigido como una pequeña torre sobre una colina durante la Edad Media, quedaría devastado debido a las guerras acaecidas antes de la época de los Reyes Católicos, pero reconstruido y convertido en residencia palaciega por la Casa de Alba. Destruido de nuevo por los franceses durante la Guerra de la Independencia a principios del siglo XIX y restaurado hace unas décadas por el Ayuntamiento de la localidad con fines turísticos.