
Tanto el otoño como el invierno se convierten en épocas especiales para disfrutar del turismo, de las escapadas, de la zonas monumentales, de la gastronomía, del arte, de la cultura y de los secretos mejor guardados de ciudades como Salamanca.
Los atractivos arquitectónicos y monumentales de la ciudad son casi infinitos y se presentan a los viajeros enormes y solemnes, visibles en la lejanía, desde los accesos a la ciudad. La Catedral, el Puente Romano, la casa de las Conchas, la Clerecía, la fachada de la Universidad, el Patio Chico, la iglesia de San Esteban, la plaza Mayor, la casi Lis, la plaza de Anaya… Como decía, casi infinitos los rincones, los paseos llenos de historia y de magia, las plazas silenciosas, con piedras centenarias, piedras doradas sobre las que descansa la historia de una ciudad apasionante por la que pasearon Unamuno, Fray Luis de León, Gonzalo Torrente Ballester, o Venancio Blanco. Salamanca mezcla la antigüedad de épocas pasadas con la modernidad de una ciudad cosmopolita y bulliciosa, inundada por miles de estudiantes que buscan la experiencia única en la cuna del castellano.
Muchos atractivos en la capital ampliados por los que ofrece la provincia. Campos de golf, estación de esquí, parques naturales, espacios irrepetibles como la sierra de Francia, la sierra de Béjar, las Hurdes o la dehesa del campo charro para disfrutar de la gastronomía la micología, la cinegética o el toro de lidia.
Motivos suficientes para acercarnos, ver y disfrutar de esta ciudad desde las instalaciones de un hotel en Salamanca de cuatro estrellas, el Hotel Regio, con unas instalaciones inmejorables y a cinco minutos de Salamanca en una situación privilegiada. Cientos de metros de jardines, amplias y modernas instalaciones con los mejores productos de la provincia en uno de los referentes gastronómicos, el restaurante Lazarillo de Tormes.
Tu hotel en Salamanca, el hotel Regio. Conócelo y disfrútalo.