Los lagares, también conocidos
como pilas o lagaretas, son pequeñas cavidades en roca hechas por el hombre en
un pasado lejano que se encuentran dispersas por el campo y pueden verse tanto
en la Península Ibérica como en otras zonas del Mediterráneo.
Su finalidad principal era la
elaboración del vino. Pero también hay otras teorías que creen que tenían un
carácter ritual, que servían para el curtido de pieles o el endrinado del lino
o para elaborar recipientes donde tintar. Aunque la más aceptada es la de la
producción vinícola.
Formadas por una pila mayor en la
que se colocaba la uva y se llevaba a cabo el pisado y el prensado; un anclaje
de prensa; un bocín por donde pasaba el líquido; y un pilón para recibir el
líquido.
Concretamente, en San Esteban de la Sierra, en la provincia de Salamanca, encontramos varias de ellas que conforman un interesante recorrido, la Ruta de los Lagares Rupestres. Un pequeño pueblo rural enclavado en el corazón de la Sierra de Francia que sirve como puerta de entrada a la Reserva de la Biosfera Sierras de Béjar y Francia. La riqueza paisajística de la región junto con su historia vitivinícola convierten a esta ruta en un fascinante recorrido por la historia.
La Ruta de los Lagares Rupestres es un sendero circular que tiene como
punto de partida la Bodega Cooperativa de San Esteban por el camino del
Guijarral y recorre los pagos de Bajenoso, Valmedroso, Las Huertitas,
Majallana, Muñiquero, Los Pajares, La Jara, Bardal, Majahonda, etc.
Un itinerario de aproximadamente
12 km que destaca por su gran interés estético, visual y educativo, capaz de
provocar emociones y posibilidades interpretativas. La ruta no entraña grandes
dificultades, por lo que es ideal incluso para hacerse en familia, siempre
llevando calzado cómodo y evitando salirse de los caminos y senderos señalizados.
Un recorrido con una
impresionante riqueza de recursos naturales, botánicos, geomorfológicos,
litológicos, faunísticos y otros hechos por el hombre, como bancales
(paredones), pozas, fuentes, huertos, restos del hábitat primitivo, eras,
corrales, poblado de trashumancia local, etc. siendo la diversidad de
excavaciones rupestres la huella antrópica más destacada de la ruta.
Descripción de la Ruta de los Lagares
Rupestres
Saliendo del camino del Guijarral
y superando la primera cuesta que nos conduce hasta el Alto del Guijarral,
podremos disfrutar de una espectacular panorámica de San Esteban de la Sierra, con
el monte del Castañar a su espalda y en la margen derecha del río Alagón el
oscuro monte del Cancho. Y como telón de fondo el cordal montañoso que termina
en la Peña de Francia.
Desde aquí comienza un tramo
suave del camino y después un repecho que nos sumerge de lleno en el pago de
Bajenoso. A partir del segundo lagar de Bajenoso, el itinerario no presenta
ninguna complicación hasta llegar al regato de Valmedroso, donde el sendero se
vuelve empinado de forma ininterrumpida hasta las eras del Prado Concejo y las
gigantescas moles graníticas. Dejando atrás los pequeños campos de viñedos, los
huertos y las fuentes del Roble y del Guijo.
Desde el Alto de Valmedroso y
Cantarrana hasta Rando y desde los altos canchales del Prado Concejo hasta el
encajado y rocoso lecho del río Alagón nos encontramos con el amplio pago de Las Huertitas. Un espacio de impresionante belleza dominado
por densos robledales, rodales de castaños, fresnos, cerezo silvestre,
algún pinar y sotobosque de bardas, retamas, plantas espinosas y aromáticas
como el cantueso y la mejorana.
Cuando hayamos pasado los dos
rodales de pinos, en la desviación tomaremos el sendero de la derecha,
comenzando a subir por los pagos del Jardito, Majallana y Lagarejos. Después
llegaremos a Muñiquero, el lugar perfecto para hacer una parada y disfrutar de
las vistas, ya que aquí se encuentra el Mirador de Majallana.
Nos adentraremos en el paraje de
los Pajares, situados en la ladera de los Riscos, orientada haci el naciente y
las majestuosas cumbres nevadas del Sistema Central. Tierra de crudos
inviernos, de escarchas de influencia norteña, de veranos más frescos que en el
fondo del valle y de primaveras agradables.
Al terminar las casetas de Los
Pajares, el amplio sendero discurre paralelo al dique de los Riscos y la
carretera que conecta San Esteban con Los Santos, entre preciosos bosques de jaras,
bardas, algún alcornoque y roble melojo. Llegaremos entonces al Mirador de la
Cruz del Monte, rodeado de extensos campos de olivares, viñedos, frutales,
algunos prados y los pueblos de San Esteban y Santibáñez en la umbría y la
solana del monte del Castañar. Además, a lo lejos puede admirarse la imponente
Sierra de Francia.
A la derecha, el robledal de
Bardal y la sucesión de paredones que suben hasta el pago de la Dehesa. A la
izquierda los pueblos de Cristóbal y Valdefuentes de Sangusín; al fondo, la bellísima
Sierra de Béjar, techo de la provincia salmantina. Lo único que nos queda ya es
seguir el sendero para regresar al punto de partida.